De matoncetes adolescentes, carne de cárcel, y felicitaciones adelantadas.

Va una de cal...

Lo cierto es que el bus acoge historias de todo tipo. Hoy, sin ir más lejos, en Puerta Real, un chaval sentado dentro del bus, con su uniforme de colegio, estaba siendo víctima del acoso de un grupo de cuatro o cinco, en apariencia más mayores, desde la acera. No se trataba de un "acoso típico" de colegio, por decirlo de alguna manera; no. El cabecilla era un matón adolescente, que pegaba golpes en los cristales del bus y señalaba a nuestra víctima, tal que amenazándole con el dedo señalador. Se iba unos metros y volvía a la carga. Así en el rato en el que el bus todavía no salía.

Después de que nos íbamos dando cuenta de qué ocurría, algunos pasajeros se interesaron por el acosado, preguntándole si conocía a estos elementos y la razón por la que lo amenazaban con esos gestos.

Ni que decir tiene que si el chaval hubiese estado en la calle con ellos, imagináos la cantidad de tiritas necesarias...

Y no es exagerar, porque desde dentro del bus, un joven se encaró con el elemento este, ordenándole que lo dejase en paz. Y lo que vimos todos después ya nos dio la magnitud del peligro potencial del flipado que petaba en las lunas:

El muy imbécil se volvió medio loco, pegándose a la puerta del bus y voz en grito retaba al joven que bajase, que saliese del bus. Y a cada cosa que le decían desde dentro (¡"vete a casita, anda!"), el inmundo este más loco se volvía y más gritaba, hasta el punto de quitarse la chaqueta que llevaba y arrojarla al suelo, como preparándose para repartir puñetazos a quien fuese. Un animal rabioso fuera de sí... ¿Nos jugamos algo a que es el típico que lleva navaja?

Inaudito.

¿Qué hacer?

Desde luego los que íbamos dentro nos quedamos estupefactos con el ganster de niño grande este. Qué par de refinadas bofetadas de canto bien dadas se merecía que le diesen! Que no os extrañe que en cuestión de años, se convierta en más matón y gallito de lo que ya es (aunque más, ya es complicado...). Desconocemos si tiene padre -seguramente conocido no...-, pero lo que es su madre, apostamos que significa para él lo mismo que un excremento de perro en el campo. Y como en algún momento va a acabar en la cárcel, pero seguro, a lo mejor tiene suerte y al menos le visitan sus coleguitas...

¿Qué hacer?, seguíamos pensando todos...

Otro de sus defensores, posiblemente un profesor, le "obligó" acertadamente que se lo comunicase a sus padres y que no volviese solo al colegio, ya que tenía pinta de que la cosa no iba a quedar así. Y el pobre chaval, asintiendo, explicaba que el conflicto podría haber surgido a través de algún desencuentro en alguna conocida red social... Curioso.

Lo que es inadmisible es que existan elementos como este malnacido prepotente gallito de corral, que además se cree el rey de la calle, sin ninguna vigilancia. Conociéndolos...

Algunos ya pensábamos qué se podría hacer.

Y creo que el sentir general era salir al encuentro del churumbel y, aunque cobrando, intentar darle un escarmiento. Pero claro, todo está inventado; se mete uno a defender a alguien, surge el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con un menor de edad y aunque sólo sepa dar la patada de la muerte te deja K.O.; encima, como intentes defenderte de sus ataques, sea o no en defensa propia, el tipo enseña una mancha de nacimiento, dice que has sido tú y ya tienes un problema gordo que te puede llevar a juicio, multa por Dios sabe qué argumentos de su abogado y deja a ver después si no pasas por el trullo...

La policía no hará nada si no se encuentra al gallito dándole probadamente de leches al chaval; y aún así, a los dos días, fuera. Y encima con el miedo de la venganza el pobre... Increíble! Es que teníais que ver la escena...

Dejamos a un lado esta historia busurbana nada agradable, animándoos a denunciar enseguida este tipo de comportamientos dejados de la mano de los padres y de las autoridades, para que lidiemos los demás a costa de jugarnos el pellejo...

Y retomamos el cariz más simpático posible, ya que según Antón Peruleiro, cronista de la actualidad local a escala más peculiar en esa sección de La Opinión de A Coruña -"Si no lo leo..."- nos trae flashes bastante pintorescos de cuando en vez, y uno de ellos es este:

Parece ser que hace unos días alguien se adelantó unas fechas, cuan máquina del tiempo...

Un autobús urbano vacío desea Feliz Navidad a mediados de octubre por las calles de A Coruña. No ponía número ni dirección, tampoco circulaba con pasajeros, pero era, en apariencia, un autobús urbano, con su carrocería roja y su pantallita en el parabrisas. No decía a dónde se dirigía, pero deseaba Feliz Navidad a quienes pudiesen verlo por los Cantones adelante. Hace frío, pero poner ya el árbol y los adornos es exagerar.

Se ve que le han dado al botoncito equivocado, y en vez de "Fuera de Servicio" o "Cocheras"... O eso o es que están ensayando para dentro de dos meses...

De cualquier modo, también os deseamos Felices Fiestas por adelantado!

No sea que decidamos tomarnos vacaciones indefinidas en diciembre...


Fuente: La vida
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Fuente: Antón Peruleiro / La Opinión de A Coruña "Si no lo leo..."
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